
La cavidad de la noche
despierta huérfana de estrellas
la milonga que desciende su canto
en covertizo de llantos sordos;
la oscura levedad de su aurora
de tus ojos extrañados y dormidos.
¡Despiertas! porque el concilio
del sueño es más perverso,
porque tu risa abre las ventanas
donde se asoman tus sombras,
donde los fantasmas encienden velas
que fulgen almas marchitas
veladas en la funeraria de tu sexo
ausentes del riego de mi saliva.
El panteón está en ruinas
tu silueta ahora es un manto
desnudo,
oscuro,
terso,
sin melodías de roces.
Concilio ser el telón
que aguarde tus espasmos
tu recital disfónico
aplaudido en insominios.
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